El FIB vs PIB: felicidad contra desarrollo

Bhutan monkeys. Brent Olson

Cuando el abad cantó consignas sacras para otorgarle sabiduría, compasión y visión, Jigme Khesar Namgyel Wangchuck fue coronado quinto Druk Gyalpo de Bután, o Rey Dragón, por su propio padre, quien implantó la democracia y abdicó en el año 2008. Cuando el cuarto Rey Dragón Jigme Singye Wangchuk accedió con 18 años a reinar en Bhutan en 1972, este carismático rey decidió que era más importante la felicidad interior bruta que el producto interior bruto.

Hoy, sólo 35 años después,  Bután es la democracia más joven del mundo y un campo de pruebas de uno de los debates más interesantes del pensamiento económico global, como se recoge en un reportaje publicado recientemente por el Pais. En febrero de 2008, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, creó la Comisión Internacional para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social, debido, en palabras de su director, el profesor de la Universidad de Columbia y premio Nobel de Economía Joseph E. Stiglitz, «a su insatisfacción, y la de muchos otros, con el estado actual de la información estadística sobre la economía y la sociedad»

FIB vs PIB

El PIB, o Producto Interior Bruto, es una baremo económico que se utiliza para conocer el nivel de riqueza de un país y su nivel de bienestar: «considerando la cantidad de bienes y servicios útiles disponibles para una persona dentro de un país y contando con tres factores: productividad, bajo la medida del valor monetario de la cantidad de bienes y servicios que produce un trabajador/a en un hora; el ratio de empleados por población o porcentaje de la población total que tiene un trabajo remunerado, y el número de horas trabajadas por cada empleado/a al año» .

Este índice económico (PIB per capita), no obstante, contradice muchas veces el bienestar emocional y psicológico, etc. de un pueblo. Es decir, no por el hecho de ser un país rico y sus habitantes poseer bienes materiales, necesariamente, la gente que en él vive, puede considerarse agraciada por la felicidad. Por esta razón principalmente, y observando a los países occidentales con un gran bienestar material pero muchas carencias en cuanto a lo emocional, el PIB de un país no es un índice definitorio para asegurar que sus habitantes sean personas totalmente realizadas y satisfechas con sus vidas; aun así, es obvio que el tener las necesidades materiales cubiertas ayuda a afrontar la vida en general. Poseer un trabajo, tener una esperanza de vida aceptable y el acceso a los recursos básicos cuentan para evaluar el bienestar individual y colectivo.

Por otro lado, desde hace años, las Naciones Unidas, elaboran un índice, a través de el (PNUD) sobre el bienestar socio-económico: Indice de Desarrollo Humano (IDH), indice que considera varios factores por país:

  • Vida larga y saludable, medida según la esperanza de vida al nacer.
  • Educación (medida por la tasa de alfabetización de adultos y la tasa bruta combinada de matriculación en educación primaria, secundaria y superior).
  • Nivel de vida digno (medido por el PIB per cápita PPA en dólares).

El concepto butanés de la felicidad interior bruta se sostiene sobre cuatro pilares, que deben inspirar cada política del Gobierno. Los pilares son:

  1. Un desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo.
  2. La preservación y promoción de la cultura.
  3. La conservación del medio ambiente.
  4. El buen gobierno.

Para llevarlo a la práctica, el cuarto rey creó en 2008 una nueva estructura institucional al servicio de esta filosofía, con una comisión nacional de FIB y una serie de comités a nivel local.

Lo que medimos afecta a lo que hacemos. Si nuestros indicadores sólo miden cuánto producimos, nuestras acciones tenderán sólo a producir más. Por eso había que convertir la FIB de una filosofía a un sistema métrico. Y eso es lo que encomendó el cuarto rey al Centro de Estudios Butaneses, que años después ha dado con un índice para medir la felicidad.

La materia prima es un cuestionario que responderán los ciudadanos butaneses cada dos años. La primera encuesta se realizó entre diciembre de 2007 y marzo de 2008. Un total de 950 ciudadanos de todo el país respondieron a un cuestionario con 180 preguntas agrupadas en nueve dimensiones:

  1. Bienestar psicológico.
  2. Uso del tiempo.
  3. Cultura.
  4. Salud.
  5. Educación.
  6. Diversidad medioambiental.
  7. Nivel de vida.
  8. Gobierno.

Éstas son algunas preguntas del cuestionario:

  • «Definiría su vida como: a) Muy estresante, b) Algo estresante, c) Nada estresante, d) No lo sé».
  • «¿Ha perdido mucho sueño por sus preocupaciones?».
  • «¿Ha percibido cambios en el último año en el diseño arquitectónico de las casas de Bután?».
  • «¿En su opinión, cómo de independientes son nuestros tribunales?».
  • «¿En el último mes, con qué frecuencia socializó con sus vecinos?».
  • «¿Cuenta usted cuentos tradicionales a sus hijos?».

Una vez procesada la información de las encuestas, se determina en qué medida cada hogar ha alcanzado la suficiencia en cada una de las nueve dimensiones, estableciendo unos valores de corte. A cada indicador en el que un hogar ha alcanzado o superado el valor de corte se le atribuye un cero. Cuando el encuestado no ha llegado al valor de corte en un indicador, se le resta el resultado al valor de corte y se divide la resta por el propio valor de corte. Por ejemplo, si el límite de la pobreza es 8 y el encuestado ha alcanzado 6, el resultado es (8-6) / 8 = 0,25.

Entonces, ¿cómo se determina quién es feliz? Es feliz aquella persona que ha alcanzado el nivel de suficiencia en cada una de las nueve dimensiones (0). ¿Y cómo se determina la felicidad interior bruta? FIB = 1 – (la media del cuadrado de las distancias respecto a los valores de corte).

Ya tenemos, pues, el valor de la felicidad. Pero es sólo eso, un número. El siguiente paso es comparar la FIB de los diferentes distritos. Compararla a lo largo del tiempo. Descomponer el índice por dimensiones, por géneros, por ocupaciones, grupos de edades, etcétera. Y así, la FIB puede utilizarse como un instrumento para orientar políticas.

Al FIB de Bhutan le han seguido iniciativas a nivel mundial como la GPI Atlantica fundada en 1997 en Nueva Escocia Canada, una organización independiente, sin animo de lucro de investigación y educación centrada en el desarrollo de lo que llaman Indice de progreso genuino, Genuine Progress Index (GPI), una nueva medida de sostenibilidad, bienestar y calidad de vida.

Bhutan, el País del Dragón del Trueno

Bhutan (que sus habitantes llaman Druk Yul, «País del Dragón del Trueno) es un país de unos 750.000 habitantes (el último país budista), del tamaño de Suiza y rodeado al norte por el Himalaya y al sur por la India. La mayoría de los habitantes vive de la agricultura y la ganadería a pesar de solo disponer un 10% del terreno para el cultivo y el ganado. La capital de Bhutan es Thimbu (una ciudad sin semáforos).

El primer rey tomo el poder tras la independencia de Gran Bretaña en 1949, pero hasta el cuarto rey en 1972 seguido por el quinto y actual rey, no se abordó la apertura al mundo creando las condiciones para conseguir que la sociedad salga e la Edad Media en un equilibrio entre modernización y repecto a la cultura y costumbres de sus habitantes.

Este rápido proceso representa un gran reto para Bhutan, que hasta 1960 no poseía vehículos motorizados, ni teléfono o servicio de correos. Además, en 1972 era uno de los países con el mayor índice de pobreza, analfabetismo y mortandaz infantil del mundo, cuestiones que se han logrado subsanar en parte: la tasa de alfabetización ha pasado del 10% en 1982 al 60% al día de hoy; la esperanza de vida, de 43 años a 66, y la tasa de mortandaz infantil, de 163 muertes por cada mil habitantes a 43. Con todo, tres de los grandes retos a los que se enfrenta Bhutan al día de hoy son, las infraestructuras, el empleo-con una tasa de desempleo del 30%- y la educación de sus habitantes, que solo en un 2% poseen títulos univsersitarios.

Sin litoral en el Himalaya oriental, el pequeño país de Bután parece casi intacto por la globalización. Sus picos de hielo, profundos barrancos verdes, ríos espumosos y de edificios pintorescos, con múltiples niveles de techos inclinados refuerzan el sentimiento de un país desconectado del caos de las megaciudades y las selvas de concreto.

Esta impresión es en parte debido al fuerte compromiso de Bhután con la preservación del medio ambiente. Las leyes de Bhután reservna el 70 por ciento de sus tierras para la «cobertura verde», de los cuales el 60 por ciento deben ser bosques.

La conservación del medio ambiente y el desarrollo socioeconómico sostenible y equitativo son dos pilares de la felicidad nacional bruta. Pero hoy, el país está experimentando un cambio. El calentamiento global está derritiendo a muchos de sus glaciares, mientras que su necesidad de desarrollo económico y la búsqueda de la exportación de energía hidroeléctrica a la vecina India puede dañar su terreno frágil. Bhután se enfrenta con el dilema de la conservación versus desarrollo.

Bhután está en una encrucijada, trazar un rumbo para su futuro. Celebradas sus primeras elecciones en 2008 planea unirse a la Organización Mundial del Comercio. Para muchos países en desarrollo, este país aislado del Himalaya podría ser un ejemplo de cómo conciliar la conservación y la felicidad nacional en el marco mundial de comercio.

Mas información:

Centre for Bhutan Studies

The Second International Conference on Gross National Happiness

GPIAtlantic

GNH Gross Nation Hapiness


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