Love Parade, una tragedia evitable

El Love Parade era un festival de música techno hasta que se ha convertido en una tragedia, por una estampida humana han fallecido 19 personas, entre ellas 2 estudiantes españolas, y 342 están heridas según informó la policía.

El Love Parade o Desfile del Amor era un festival techno iniciado en Berlín en 1989 como una demostración de amor que comenzó con unos pocos miles de seguidores. Tras más de una década, el evento se convirtió en uno de los más reputados y espectaculares festivales de techno en todo el mundo con más de un millón de asistentes que, procedentes de todo el mundo, asistían con el ánimo de disfrutar de los mejores DJ´s del momento e impresionantes actuaciones de baile.

La última edición se celebró en el 2008 en Dortmund, Alemania, y acogió a alrededor de 1,6 millones de personas dando los problemas desgraciadamente habituales en estas concentraciones: desórdenes públicos como numerosos robos, asaltos, tráfico de drogas, sobredosis de drogas e incluso escándalos sexuales. La edición de 2009 en Bochum fue cancelada por el riesgo de acoger a más de un millón de personas en un área metropolitana de aproximadamente 300.000 residentes.

ddp

La tragedia

La edición 2010 se celebró en los suburbios de la ciudad de Duisburg, una ciudad cercana a Dusseldorf en el oeste de Alemania. La ubicación elegida fue una antigua estación industrial situada en una zona de acceso complicado, rodeada por carreteras, caminos, túneles y líneas de tren.

Una entrada a través de un túnel de una anchura de 15 metros,  un aforo previsto de 300.000 personas y una asistencia de más de 1.500.000 de personas, un recinto vallado y dos pequeños túneles de evacuación en perpendicular a la rampa de acceso. Preludio de un desastre.

Cuando el recinto se llenó, sobre las 5 p.m., los policías trataron de cerrar la salida del túnel que desembocaba en el festival, indicaron a los asistentes por medio de altavoces que se diesen la vuelta y caminasen en la dirección opuesta, según algunos testigos. Pero al parecer la entrada no se cerró y la gente siguió entrando, desatándose el pánico y la fatal estampida.

«Sabíamos que sí caíamos, podíamos morir» explicó una de las estudiantes españolas en el lugar. Los testigos describieron un escenario donde las personas se amontonaban unas encima de otras y trataban de escapar por encima de los que habían caído. Las autopsias han revelado que las personas murieron asfixiadas.

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dpa

Las autoridades no evacuaron el lugar, temiendo que eso causase más pánico, y muchas personas en la fiesta continuaron bailando, sin saber lo que sucedía en el túnel, hasta más de las 23 horas. Además el sistema de telefonía móvil dejó de funcionar y padres asustados que trataban de comunicarse con sus hijos fueron al lugar a buscarles.

El Plan de Emergencia

Meses antes de la tragedia de Duisburgo la policía y los bomberos locales comunicaron al alcalde de la ciudad numerosas deficiencias del plan de seguridad preparado para la «Loveparade», según ha informado hoy el diario «Kölner Stadt-Anzeiger».

En octubre de 2009 los bomberos advirtieron por escrito al alcalde, Adolf Sauerland, de que la antigua estación de mercancías de Duisburg no era el recinto apropiado para celebrar esta fiesta. En el documento, los bomberos señalan al regidor que el espacio previsto, 230.000 metros cuadrados, con un aforo de 300.000 personas, no era suficiente para albergar a los cientos de miles e incluso más de un millón de personas que suelen acudir a estos eventos.

También en la policía había descontento ante la perspectiva de controlar el mayor festival de música electrónica del mundo.

El periódico de la ciudad de Colonia en declaraciones de un alto cargo de la policía, el funcionario señala que algunos de los agentes veteranos destacados en el recinto señalaron que les parecía «increíble» que sólo hubiera un acceso de entrada y de salida. «Me sentiré aliviada cuando esto termine», asegura el oficial que le comentó una agente que inspeccionó el lugar hace semanas.

Los planes de autoprotección y su aplicación

Desgraciadamente son las tragedias las que mueven las conciencias y hacen que se regulen situaciones que jamás se debían haber permitido. Cuando aún se lloran las pérdidas, asistiremos durante mucho tiempo a la búsqueda de culpables. No es difícil adivinar en dónde se centrará la búsqueda. ¿Quién autorizó el evento?. ¿Qué requisitos debía cumplir? ¿Cual era el Plan de emergencia y quién lo aprobó?, etc. etc. etc.

Está bien aprender en cabeza ajena, pero estos eventos me generan gran inquietud. Estamos cansados de ver organizaciones de eventos donde no se escatima en gastos organizativos como: carpas, luces, altavoces, anuncios, merchandising, etc. pero al llegar a la seguridad empieza el regateo. ¿Quién me pone las ambulancias? ¿Quién me facilita los accesos?, etc. Con la consiguiente perversión de concebir la seguridad de los eventos masivos como  sujetos de la seguridad pública y no de la privada. O como se beneficia la iniciativa privada soportada con el erario público.

Cuando en España ya se cuenta en años la aprobación de la esperada Norma de Autoprotección, no sé si su aplicación está consiguiendo su verdadero objetivo: la mejora de la seguridad. No debieramos consentir que se convirtiera en una norma más generadora de papel. Su desarrollo y aplicación es la garantía de que este tipo de situaciones no puedan producirse. Más allá de una norma debiera transformarse en una cultura. La cultura de la seguridad.

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