De resiliencia y adversidades

Después de haber asistido al ejemplo de los mineros chilenos y su capacidad para sobrevivir y enfrentarse a la adversidad, vuelvo a uno de los temas que me parecen más interesantes de todos los que últimamente se están estudiando en la gestión de emergencias: la resiliencia. Lo tratamos en los Encuentros Europeos de Voluntarios de Protección Civil de hace un año en el Euskalduna de Bilbao,  con una ponencia de Juan de Dios Uriarte sobre » La actuación comunitaria en emergencias y situaciones catastróficas: la resiliencia» que resultó muy interesante. Pero, ¿qué significa resiliencia?.

Resiliere

Resiliencia es la capacidad humana de encajar, resistir y superar las adversidades. La palabra, derivada del latín resiliere, significa rebotar, proveniente de la física, aplicada a la psicología es la suma de flexibilidad, resistencia, adaptación y recuperación del ser humano.

Estudios epidemiológicos del último lustro nos dicen que los habitantes de los países occidentales por término medio pasamos por dos serias adversidades en nuestra vida que ponen en peligro nuestra integridad física o mental. Charles Darwin en El origen de las especies aseguraba que «no son los más fuertes de la especie los que sobreviven ni los más inteligentes. Sobreviven los más flexibles y adaptables a los cambios».

Los pilares de la resiliencia

Los expertos han identificado seis rasgos identificativos de las personas con más resiliencia, que tienen:

  • conexiones afectivas: la mayoría de los supervivientes de desgracias dicen que una clave para sobrevivir fue pensar en una persona a la que se sienten unidos
  • funciones ejecutivas: la introspecciones, el autocontrol, la energía para tomar decisiones ayudan a no tirar la toalla
  • centro de control interno: sentir que controlas tu vida y no depositar esperanzas sólo en la suerte, fuerzas espirituales o terceras personas
  • autoestima,
  • pensamiento positivo: no incompatible con la capacidad de evaluar ventajas e inconvenientes
  • motivos para vivir: las personas resilientes se alimentan de pasiones, no de instintos.


Según Edith Grotberg, en su modelo Resiliencia en el modelo Psicosocial, las fuentes interactivas de la resiliencia para hacer frente a las adversidades, superarlas y salir de ellas fortalecido o incluso transformado, y de donde los niños toman factores de resiliencia  son cuatro fuentes que se visualizan en las expresiones verbales de los sujetos (niños, adolescentes o adultos) con características resilientes:

“Yo tengo” en mi entorno social.
“Yo soy” y “yo estoy”, hablan de las fortalezas intrapsíquicas y condiciones personales.
“Yo puedo”, concierne a las habilidades en las relaciones con los otros.

Tengo:

  • Personas alrededor en quienes confío y que me quieren incondicionalmente.
  • Personas que me ponen límites para que aprenda a evitar los peligros. Personas que me muestran por medio de su conducta la manera correcta de proceder.
  • Personas que quieren que aprenda a desenvolverme solo.
  • Personas que me ayudan cuando estoy enfermo o en peligro, o cuando necesito aprender.

Soy:

  • Alguien por quien los otros sienten aprecio y cariño.
  • Feliz cuando hago algo bueno para los demás y les demuestro mi afecto.
  • Respetuoso de mí mismo y del prójimo.

Estoy:

  • Dispuesto a responsabilizarme de mis actos.
  • Seguro de que todo saldrá bien.

Puedo:

  • Hablar sobre cosas que me asustan o me inquietan.
  • Buscar la manera de resolver mis problemas.
  • Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo peligroso o que no está bien.
  • Buscar el momento apropiado para hablar con alguien o actuar.
  • Encontrar a alguien que me ayude cuando lo necesito.

Viendo estos factores nos puede parecer el mundo ideal y la personalidad perfecta. Sin embargo, Boris Cyrulnik, autor de «Los patitos feos»; La resiliencia: una infancia infeliz no determina la vida (2002), ofrece ejemplos en que el cambio de percepción o del entorno puede ayudar al proceso de resiliencia, proceso de vertebración de la propia historia vital según sus palabras. Cyrulnik estudió casos de personas que habían sufrido el horror nazi, del que él también había sido víctima, y como habían salido adelante en sus vidas.

La vivencia de situaciones traumáticas, lejos de invalidar a las personas, puede favorecer su resiliencia, su capacidad de afrontamiento. Es habitual que al lograr hacer frente a un suceso traumático un individuo se siente capaz de enfrentar otras situaciones, de modo que aumenta la confianza en sí mismo, ayuda a replantear concepciones o ideas, a establecer una empatía diferente que en tiempos sin mayores accidentes, a comprender la importancia de la red social, con qué personas o instituciones sociales puede contar.

Ahora bien ¿que es lo que ocurre cuando se produce una catástrofe?.

La resiliencia y las catástrofes

Podemos destacar algunas de las categorías de desastres que realmente requieren personas resilientes:

Naturaleza del desastre Ejemplos de desastres
Telúrico / Tectónico Erupción volcánica, terremotos y tsunamis
Meteorológicos Sequía, ciclones, alteraciones notables de la temperatura del aire
Topológicos Inundaciones, deslizamientos, aluviones, aludes y derrumbes
Biológicos Epidemias y Pandemias infecciosas
Manifestaciones violentas Guerras, masacres, accidentes colectivos como choques de trenes, etc.

El fenómeno resiliente consta de una dinámica que atraviesa varias momentos identificables con  mayor claridad cuando se analiza a nivel de comunidad: acciones de defensa y protección, búsqueda del equilibrio para afrontar la tensión, compromiso y afrontamiento del desafío, la superación, la valoración de lo que significa, la actitud positiva de los sujetos, la toma de responsabilidad y  la creatividad.

Naciones resilientes

Mucho se está hablando de la construcción de comunidades y naciones resilientes y este enfoque forma parte de la Estrategia internacional para la reducción de desastres de la ONU.  Pero de las mejores cosas que he leido se encuentra el libro Resilient Nation de Charlie Edwards, disponible además en la red bajo la figura de open access y una licencia creative commons.

«La resiliencia de la próxima generación se basará en los ciudadanos y las comunidades, no en las instituciones del estado….»

El estudio busca replantear el concepto de resiliencia desde la habilidad de un individuo o sociedad de «recuperarse» entendida como «volver atras», hacia un enfoque más amplio basado en el aprendizaje y la adaptación. En una nueva definición la responsabilidad de la resiliencia recae sobre los individuos no sólo sobre las instituciones. Aborda como construir y sostener comunidades resilientes con el apoyo del gobierno central y de los gobiernos locales, agencias relevantes, servicios de emergencia y organizaciones de voluntarios. Ante una sociedad que afirma que se ha vuelto frágil, examina el comportamiento «irracional» o el panico de los ciudadanos en una emergencia, la evolución en la planificación de emergencias, el papel de los voluntarios, el papel de las redes sociales y finalmente realiza una aproximación a como construir una nación resiliente.

Construyendo una nación resiliente

Las 4 Es de una comunidad resilientes en inglés son: «Engagement, education, empowerment y engouragement». O lo que es lo mismo: Compromiso, Educación, Empoderamiento y Fomento o aliento.

Compromiso

Las estrategias de compromiso se basan en el diálogo y la retroalimentación. No vale ya la entrega de información sobre los riesgos y la planificación de los mismos. Los gobiernos, autoridades locales, servicios de emergencia y planificadores no sólo se deben comunicar con las comunidades sino comprometerse con ellas. El gobierno debe promover el aprendizaje y la preparación ante los riesgos  de los ciudadanos, voluntarios, organizaciones en cada ubicacion geográfica concreta.

Educación

Debe estar integrada en las vidas diarias de los ciudadanos y conectar con ellos, bien en la clase, el trabajo o en las tiendas. Más que esfuerzos aislados debe buscarse la educación contextualizada a cada ubicación.

Empoderamiento o Capacitación

La burocracia de la planificación de emergencias se centra en las fases de respuesta y recuperación pero hay que buscar un equilibrio en la búsqueda de comunidades que se sientan capaces de actuar: «empoderadas» y con las herramientas y recursos para hacerlo. Los entrenamientos y simulacros públicos que potencien la educación de las comunidades.

Fomento o Estímulo

Las instituciones tanto formales como informales necesitan fomentar y estimular a los individuos y comunidades a jugar su rol. Este fomento puede tomar muchas formas según el país pero es muy importante fomentar la participación de la sociedad y no tratarles como meros sujetos pasivos.

Personalmente considero que el concepto de resiliencia es un aspecto a integrar en la planificación y gestión de emergencias, que obligará a desarrollar estrategias que potencien sociedades resilientes. Sociedades capaces, que afronten la desgracia como un sólo individuo desde la solidaridad, la comprensión, el apoyo mutuo, etc. y saliendo de la desgracia más fuertes y compactas. Más que una reflexión es un deseo, mucho más después de la lectura dominical de los periódicos.

2 comentarios en «De resiliencia y adversidades»

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