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El pasado 13 de noviembre, tras diez años de instrucción y nueve meses de juicio oral, el Tribunal de Corcubión emitió la sentencia sobre el Prestige, el barco que se hundió el 13 de marzo de 2002 frente a las costas gallegas y produjo una de las peores catástrofes por contaminación marina mundiales.
Una causa cuyo volumen de folios es el mayor de todas las tramitadas en España y que ha concluido con la absolución del ex-director General de la Marina Mercante, D. Jose Luis López Sors, al jefe de máquinas, Nikolaos Argyropoulos, y al capitán del barco, Apostolos Mangouras, de los delitos contra el medio ambiente, y sólo ha condenado a este último a nueve meses de prisión por desobediencia
Hechos probados
El Prestige procedía de San Petersburgo de donde partió el 31/10/2002 con un cargamento de fueloil que fue completado en el puerto de Ventspils, en Letonia, último puerto de carga, siendo su calado de 14,05 metros, es decir, sobrecaló 0,30 metros, lo que significaría llevar unas 2.150 toneladas más de peso, con una carga a bordo de 76.972 toneladas métricas de fueloil pesado. Los tanques destinados a la carga estaban prácticamente llenos.
El buque había sido dedicado a abastecer de combustible/fueloil a barcos en alta mar o en otros lugares para lo cual los navíos a los que suministraba se abarloaban al petrolero. Su destino inmediato era Gibraltar, donde el capitán debía recibir órdenes e instrucciones mientras que el más probable puerto al que se dirigía era el de Singapur u otro asiático.
Sobre las 14,10 horas UTC14 del referido día 13 de Noviembre de 2002 la tripulación del buque oyó un fuerte ruido, parecido a una explosión y seguido de una pronta y pronunciada escora, de 25 a treinta grados a estribor, cuando se hallaba a 27,5 millas al Oeste de Finisterre, dentro del corredor marítimo denominado Dispositivo de Separación de Tráfico (DST), parándose las máquinas de forma automática al quedar parte de ellas sin lubricación lo que suponía un riesgo de destrucción o avería muy grave.
